TIRESIAS.– Déjame volver a casa: de esa forma soportarás tu destino y yo el mio, si me lo permites.
EDIPO.– Tus palabras son extrañas y no muestras amor por Tebas, que te ha criado. Puesto que te niegas a contestar, irás preso.
La celda de Tiresias
TIRESIAS.– Apuntalo con silencio las entrañas de esta Tebas enferma y maldita. Para este anciano cuerpo que ha navegado ya el cíclico oleaje del destino, ni el error es cruel enemigo ni la verdad dulce compañera.
Callo, los muros hablan
Mis cadenas no retienen la desdicha y la verdad
Callo y los muros hablan
De los crímenes que fueron y de los que serán
¿De qué sirve resistir, por qué callar, si el mismo aire dibuja con incienso un camino de dolor y de llanto, si ya arrastra a los altares del tirano las voces que creía custodiar?
Llevadme, os lo ruego, y derramaré sobre el corazón de Edipo el verbo amargo de su crimen.
...ces différentes pensées qui nous y agitent n'étant peut-être que des illusions pareilles à l'écoulement du temps, et aux vains fantômes de nos songes... (Fragment 122)
Que fera donc l'homme dans cet état? Doutera-t-il s'il veille, si on le pince, si on le brûle? Doutera-t-il s'il doute? Doutera-t-il s'il est? (Fragment 122)
O, en palabras de Calderón de la Barca:
Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son
Hacia la eudaimonía por el ejercicio constante y voluntario de actos virtuosos. La naturaleza humana no es vil ni virtuosa, la programamos a voluntad a través del hábito.
Contemplemos pues con Agustín la ruina moral del Imperio. Una corriente arrastra a Alarico hasta el Lacio y a los hijos de Eva hacia un mar profundo y terrible en el que sólo flotan quienes han subido a la cruz.
Qué mayor evidencia de que la salvación es un acto dispositivo de Dios. Tal es la negación del libre albedrío que ni siquiera podemos decidir si creemos. Así, durante el próximo milenio la moral y la propia historia quedan sometidas al yugo providencial.